Hoy en día ya son muchas las personas que realizan algún tipo de actividad física con diferentes objetivos, pero entre ellos siempre predomina la salud.
Se sabe que personas que llevan a cabo una vida sedentaria son más propensas a padecer problemas de salud, entre los que destacan enfermedades coronarias, obesidad, presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2, así como ciertos tipos de cáncer. Realizar algún tipo de deporte de manera regular tiene muchos efectos positivos sobre la salud física, pero también puede resultar realmente atractivo para prevenir enfermedades mentales como ansiedad o depresión.
Se ha demostrado que personas con niveles altos o moderados de actividad física presentan unos mayores niveles de salud mental y que, el riesgo de padecer enfermedades mentales se reducía en más de un 50 por ciento que en aquellas personas que no realizan ninguna práctica deportiva. La realización de ejercicio físico requiere una activación cerebral generalizada, ya que produce el movimiento de grupos musculares, aumento de flujo sanguíneo, consumo de glucosa, respiración, ritmo cardíaco…regulado por diferentes centros nerviosos ubicados en distintas zonas del cerebro.
El efecto antidepresivo del ejercicio físico está relacionado principalmente con la serotonina. Encargada de controlar las emociones y el estado de ánimo.
La práctica deportiva libera este neurotransmisor, influyendo así en nuestro estado de ánimo, ansiedad y felicidad. Así como en la generación de nuevas neuronas ( “neurogénesis”), Tiene influencia en la plasticidad y mantenimiento del cerebro, por este motivo, las personas que sufren depresión o ansiedad tienen niveles muy bajos de serotonina.
El ejercicio físico afecta también a la capacidad de aprendizaje, situada en la corteza prefrontal. De tal manera que, la zona donde más influye el ejercicio en la neurogénesis es la del hipocampo, relacionada con la memoria y el aprendizaje y de la que se sabe que tiende a reducirse en las personas que padecen enfermedades mentales como la depresión o la demencia, de forma que el ejercicio podría, en cierto modo, ayudar a compensar o limitar el efecto de esas patologías.
En la siguiente conferencia de TED women, la neurocientífica Wendy Suzuki explica cómo el ejercicio físico ayuda a aumentar el estado de ánimo y la memoria, pero también es un buen aliado para proteger nuestro cerebro contra enfermedades neurodegenerativas.
El simplemente mover el cuerpo, tiene beneficios inmediatos, duraderos y de mayor protección para el cerebro.
En la literatura, se encuentran varios estudios donde relacionan diversas manifestaciones motrices con la actividad registrada en el EEG:
Darocha, de Souza, Spindolab, Vaza, De Oliveira y Geremiad en 2016, mostraron diferencias en las ondas gamma de la corteza motora suplementaria y corteza motora primaria, tanto en la visualización como en la imaginación del gesto motor, entre un grupo de bailarinas de ballet profesionales y jugadores de voleibol, concluyendo que, los sujetos altamente entrenados presentan diferencias en el procesamiento cortical durante la planificación y control motor.
Ese mismo año, Ludyga, Gronwald y Hottenrott también estudiaron el efecto del ejercicio físico sobre la actividad cerebral en 36 ciclistas, registrando la actividad neuroeléctrica antes y después de las intervenciones. Los ciclistas expuestos a trabajos de alto esfuerzo presentaron reducciones en la potencia de ondas alfa y beta tras el ejercicio, concluyéndose que la actividad de la corteza cerebral es sensible al entrenamiento de alto esfuerzo, lo que podría influir en el aumento de la sensación de fatiga central.
Estos dos estudios, explican el estado de las ondas antes y después de realizar alguna actividad física en deportistas profesionales. Pero, si quisiéramos medir de forma objetiva, los cambios cerebrales en una persona sedentaria que comienza a realizar deporte de forma constante, y, demostrar la vinculación entre el ejercicio físico y la salud cerebral, se podría hacer a través de un método cuantitativo que pueda llegar a objetivar el estado de las redes neuronales como es el servicio de análisis de neurofisiología funcional.
En definitiva, la práctica deportiva regular ayuda a nuestro bienestar emocional, mejorando la condición física, disminuyendo de manera significativa la probabilidad de padecer ansiedad, estrés o depresión y, conlleva una menor incidencia de enfermedades mentales como la demencia o el Alzheimer.
Otros beneficios pueden ser la mejora de la destreza psicomotora, concentración, memoria a largo plazo, aumenta la flexibilidad cognitiva, ayuda a mantener la materia gris y frena el envejecimiento cerebral.
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Alves, C., Tessaro, V., Teixeira, L., Murakava, K., Roschel, H.,Gualano, B., et al. (2014). Influence of acute high-intensityaerobic interval exercise bout on selective attention andshort-term memory tasks. Perceptual and Motor Skills,118(1), 63-72.